Llamamiento
urgente por situación de derechos humanos y minería en el nordeste antioqueño
Encuentro
regional de líderes y lideresas del nordeste antioqueño
En el marco del Encuentro
Regional de líderes y lideresas del Nordeste Antioqueño, reunidos el día 29 de
marzo de 2019, en el caserío Mina Nueva, vereda Panamá Nueve, municipio de
Remedios (Antioquia), posterior al trabajo realizado en la jornada, presentamos
por medio de este llamamiento a las instituciones del Estado, organismos
internacionales y de acompañamiento internacional, las exigencias emanadas del
encuentro, las cuales responden a la situación de crisis humanitaria que se
viene presentado en la actualidad en materia de derechos humanos y minería. De
igual modo, el llamamiento está dirigido a los grupos armados que hacen presencia
en el territorio, ya que los líderes y lideresas sociales exigen el respeto a
sus vidas, integridad y libertad en virtud de su desempeño como trabajadores
comunitarios y defensores de derechos humanos.
La coyuntura actual está
enmarcada en un contexto de pos acuerdo, ligado al acuerdo de paz firmado entre
el gobierno nacional y la ex guerrilla de las FARC, lo que ayudó a disminuir el
nivel de afectaciones del conflicto armado que tuvo inmersa, durante muchos
años, a las comunidades rurales a nivel nacional y en particular a la población
minero-campesina e indígena del Nordeste antioqueño. Los años de incertidumbre
y miedo que vivimos, pensamos que ya habían acabado, sin embargo, tuvieron
continuidad con nuevas dinámicas y actores armados, así que, no hemos podido
evidenciar la tan anhelada paz.
Hoy en día, sin la presencia
de la guerrilla de las FARC en el territorio, los grupos armados al margen de
la ley, iniciaron una disputa por copar zonas donde antes no tenían presencia;
los paramilitares han ido entrando paulatinamente imponiendo sus dinámicas de
control social y reconfigurando la cotidianidad de las comunidades en términos
de seguridad. Por otra parte, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), quienes
ya tenían presencia en la zona, se han expandido, y han creado una serie de
normas que la comunidad debe cumplir. También están las fuerzas armadas del
Estado, que continúan con sus operativos en contra de la pequeña y mediana
minería, en su lógica de ver al campesinado y minero como el enemigo interno. A
su vez, el ejército en compañía de encapuchados permanece patrullando los
caseríos de la zona y se han convertido en un actor que genera miedo.
Este reordenamiento de
actores armados trajo consigo no solo problemáticas sociales como el
microtráfico, consumo de estupefacientes, robos, extorsiones, disputas
comunitarias y hasta desunión entre la población, sino que también elevó de
manera alarmante los asesinatos de habitantes de la zona, sin que ningún actor
armado se atribuya los hechos, además, se han generado detenciones arbitrarias,
violación a los derechos humanos, infracciones al derecho internacional
humanitario, amenazas y persecución hacia los líderes y lideresas, quienes
hacen una labor fundamental en aras de construir un Nordeste antioqueño en paz.
Todos estos factores llevan
a que se eleve el nivel de riesgo de las comunidades campesinas, líderes y
lideresas sociales, miembros de las Juntas de Acción Comunal y defensores de
derechos humanos, lo que dificulta poder llevar a cabo su labor. El panorama no
es alentador, por eso es importante reconocer el quehacer de los líderes y
lideresas, que a nivel nacional están siendo perseguidos, estigmatizados y
asesinados.
En los municipios de
Remedios y Segovia los líderes y lideresas han sido primordiales, en las Juntas
de Acción Comunal, han afianzado la autonomía en la toma de decisiones,
ejecuciones de políticas comunitarias y normas de convivencia, tratando de ser
neutrales y consecuentes con sus objetivos de trabajar en beneficio de la
comunidad.
De la misma manera, las
organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos han contribuido en la
construcción de un territorio donde mínimamente los actores externos a la
comunidad respeten los derechos humanos, se generen condiciones para que la
comunidad pueda llevar una cotidianidad tranquila y en paz; en ese sentido,
pensamos en alternativas de protección y autoprotección, y apelamos a
mecanismos comunitarios, legales y pacíficos para exigir nuestros derechos,
denunciamos y visibilizamos las dificultades que se afrontan día a día en la
región, promovemos la necesidad de permanecer y resistir en el territorio, y lo
más importante, seguimos construyendo de la mano de los campesinos, mineros e
indígenas un Nordeste en paz. Todo ello hace parte de un acumulado histórico
que nos da pautas para continuar con nuestra tarea.
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