viernes, 5 de abril de 2019

Llamamiento urgente por situación de derechos humanos y minería en el nordeste antioqueño


Llamamiento urgente por situación de derechos humanos y minería en el nordeste antioqueño

Encuentro regional de líderes y lideresas del nordeste antioqueño





En el marco del Encuentro Regional de líderes y lideresas del Nordeste Antioqueño, reunidos el día 29 de marzo de 2019, en el caserío Mina Nueva, vereda Panamá Nueve, municipio de Remedios (Antioquia), posterior al trabajo realizado en la jornada, presentamos por medio de este llamamiento a las instituciones del Estado, organismos internacionales y de acompañamiento internacional, las exigencias emanadas del encuentro, las cuales responden a la situación de crisis humanitaria que se viene presentado en la actualidad en materia de derechos humanos y minería. De igual modo, el llamamiento está dirigido a los grupos armados que hacen presencia en el territorio, ya que los líderes y lideresas sociales exigen el respeto a sus vidas, integridad y libertad en virtud de su desempeño como trabajadores comunitarios y defensores de derechos humanos.

La coyuntura actual está enmarcada en un contexto de pos acuerdo, ligado al acuerdo de paz firmado entre el gobierno nacional y la ex guerrilla de las FARC, lo que ayudó a disminuir el nivel de afectaciones del conflicto armado que tuvo inmersa, durante muchos años, a las comunidades rurales a nivel nacional y en particular a la población minero-campesina e indígena del Nordeste antioqueño. Los años de incertidumbre y miedo que vivimos, pensamos que ya habían acabado, sin embargo, tuvieron continuidad con nuevas dinámicas y actores armados, así que, no hemos podido evidenciar la tan anhelada paz.

Hoy en día, sin la presencia de la guerrilla de las FARC en el territorio, los grupos armados al margen de la ley, iniciaron una disputa por copar zonas donde antes no tenían presencia; los paramilitares han ido entrando paulatinamente imponiendo sus dinámicas de control social y reconfigurando la cotidianidad de las comunidades en términos de seguridad. Por otra parte, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), quienes ya tenían presencia en la zona, se han expandido, y han creado una serie de normas que la comunidad debe cumplir. También están las fuerzas armadas del Estado, que continúan con sus operativos en contra de la pequeña y mediana minería, en su lógica de ver al campesinado y minero como el enemigo interno. A su vez, el ejército en compañía de encapuchados permanece patrullando los caseríos de la zona y se han convertido en un actor que genera miedo.

Este reordenamiento de actores armados trajo consigo no solo problemáticas sociales como el microtráfico, consumo de estupefacientes, robos, extorsiones, disputas comunitarias y hasta desunión entre la población, sino que también elevó de manera alarmante los asesinatos de habitantes de la zona, sin que ningún actor armado se atribuya los hechos, además, se han generado detenciones arbitrarias, violación a los derechos humanos, infracciones al derecho internacional humanitario, amenazas y persecución hacia los líderes y lideresas, quienes hacen una labor fundamental en aras de construir un Nordeste antioqueño en paz.

Todos estos factores llevan a que se eleve el nivel de riesgo de las comunidades campesinas, líderes y lideresas sociales, miembros de las Juntas de Acción Comunal y defensores de derechos humanos, lo que dificulta poder llevar a cabo su labor. El panorama no es alentador, por eso es importante reconocer el quehacer de los líderes y lideresas, que a nivel nacional están siendo perseguidos, estigmatizados y asesinados.


En los municipios de Remedios y Segovia los líderes y lideresas han sido primordiales, en las Juntas de Acción Comunal, han afianzado la autonomía en la toma de decisiones, ejecuciones de políticas comunitarias y normas de convivencia, tratando de ser neutrales y consecuentes con sus objetivos de trabajar en beneficio de la comunidad.

De la misma manera, las organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos han contribuido en la construcción de un territorio donde mínimamente los actores externos a la comunidad respeten los derechos humanos, se generen condiciones para que la comunidad pueda llevar una cotidianidad tranquila y en paz; en ese sentido, pensamos en alternativas de protección y autoprotección, y apelamos a mecanismos comunitarios, legales y pacíficos para exigir nuestros derechos, denunciamos y visibilizamos las dificultades que se afrontan día a día en la región, promovemos la necesidad de permanecer y resistir en el territorio, y lo más importante, seguimos construyendo de la mano de los campesinos, mineros e indígenas un Nordeste en paz. Todo ello hace parte de un acumulado histórico que nos da pautas para continuar con nuestra tarea.

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