viernes, 13 de junio de 2014

Artículo de opinión


¿Qué hace diferente este momento de las luchas sociales y campesinas en comparación con la historia?
 
Por : Emilio Villa

¿Qué creemos es diferente actualmente, que augure que la oligarquía internacionalista en la América latina, no actuará como ya lo ha hecho o, no está actuando como ya lo ha hecho, en cuanto a las negociaciones y diferentes manifestaciones sociales en nuestro país?. Ya se ha dado que las fuerzas insurgentes, cesen actividades de guerra y se sienten con los oligarcas a discutir lo indiscutible; que los movimientos organizados muestren a sus líderes, que los peces asomen la cabeza confiando en poder respirar fuera del agua.

Grandes pensadores de la guerrilla de las FARC-EP han sido abatidos y exhibidos morbosamente como trofeos por el Ejército Nacional comprado por el capital extranjero y por sus patronos de turno en el gobierno. Hombres capaces de concertar propuestas que nos condujeran y ayudaran a constituir los cambios reales estructurales que demandamos.

El mismo proyecto se ha estado desarrollando en el territorio nacional. No se muestran intereses de cambios en las prácticas, ni educativas ni comunicativas que realmente reflejen un interés de cambio de la mentalidad guerrerista implantada en la población. Los partidos que han estado rotándose el poder, ahora descaradamente nos muestra sus dos caras, la oligárquica leguleya y la mafiosa asesina. La única discordia real que se presentaría entre estas asociaciones politiqueras, la extrema derecha, el conservadurismo y el liberalismo nacional, sería la del perro que muerde la mano de su amo. El pueblo sigue sin real representación en la farsa electoral.

 A mediados del siglo pasado, bajo el gobierno de Rojas Pinilla, se dio un proceso de entrega de armas donde los liberales o “limpios” se separaron de la lucha que en conjunto con los “comunes” libraban contra el embate conservador. Aún no se había proclamado el nacimiento de la hoy cincuentenaria guerrilla.

De recordar la frase del entonces Ministro de Justicia y luego brevemente Ministro de Gobierno de Mariano Ospina, el conservador José Antonio Montalvo – cojo Montalvo – “…según la cual su Partido ganaría las elecciones de 1950 así fuera a sangre y fuego;  semanas después sería asesinado Jorge Eliecer Gaitán[1] 

“Rojas fue un protegido de Mariano Ospina Pérez, que lo nombró director de Aerocivil y ministro de Comunicaciones- Toda la región se vio entonces envuelta en sangrientos combates. Más de 5.000 hombres (…) apoyados por la aviación y estrenando fusiles punto 30, cercaron EL Davis. Los liberales pactaron de nuevo un acuerdo; (…) El Llanero (de “los comunes”), se quedó con 75 hombres en la zona para defenderla; finalmente fueron copados por el Ejército y sus mandos fusilados”[2]

Luego se da paso al Frente Nacional donde, durante el tercer cuarto de siglo, se alternaran el gobierno del país los dos partidos criollos. Se encrudece el despojo de tierras, las ciudades crecen al ritmo del desplazamiento forzado y viven en cemento propio cruentos enfrentamientos entre pandillas, combos, delincuencia común, milicias urbanas, fracciones guerrilleras y paramilitares, entre tanto la policía y el ejercito actúan por los lados mientras las políticas en ciudades como Medellín, parecieran obedecer más a una estrategia de control de natalidad he imposición de negocios que ahondan prácticas de dominación sobre los habitantes de las comunas.

 A principios de los ochentas el actual dizque contendiente del candidato presidente fortalecía su economía como director de la aeronáutica civil, ya se ha repetido muchas veces que fue quien otorgó licencias a aviones y pilotos de Pablo Escobar, vuelve y juega, el primo hermano de Obdulio Gaviria ideólogo del doctor Uribe; que de esa manera se concretaron negocios de narcotráfico, los mismos que han soportado económicamente los ejércitos paramilitares, cuyas actividades han solventado las campañas políticas de gobernantes encarcelados, investigados y señalados por parapolítica en el país. Los mismos políticos, comerciantes, ganaderos, intelectuales, etc, que presuntamente han estado acolitando y auspiciado el accionar criminal contra movimientos sociales y políticos, como sucedió a finales del siglo pasado con  el genocidio perpetrado en todo el territorio colombiano contra el movimiento político Unión Patriótica, que se constituyera legalmente como propuesta política de la fuerza armada guerrillera que hoy nuevamente le plantea propuestas en la Habana al gobierno nacional y que contara también con la participación del Partido Comunista Colombiano y de la sociedad civil que se sentía representada.

 Demostrado está que las víctimas, militantes de la UP y sociedad civil, fueron y son en su mayoría campesinos, estudiantes, sindicalistas, profesionales, gente de a pie, que han tenido tanta fuerza y coherencia entre el acto y la palabra que han hecho temblar el estamento. La cobardía se ha manifestado tras de reformas, balas y bombas.

 En el nuevo siglo han sido tantas las atrocidades en nuestro país que lo mas que refleja es el propósito de consolidación de un proyecto que claramente sobrepasa nuestras fronteras: El doctor Uribe facilita la instalación de bases militares gringas en el territorio colombiano; Estados Unidos le presta plata a Colombia, para que le compre armas y municiones a ellos mismos; el gobierno colombiano contrata mercenarios estadounidenses para que vengan a indicarle a soldados colombianos cómo asesinar a colombianos en contra de las políticas pro-americanas; bloques paramilitares presuntamente auspiciados por el doctor Uribe, familiares o afines con sus políticas, protagonizan falsas desmovilizaciones; en todo el territorio nacional se dan acciones conjuntas entre paramilitares, policía y ejército en actos de lesa humanidad, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones y desplazamientos forzados; presupuestos y territorios del estado son distribuidos entre filiales y familiares del doctor Uribe; se da el rompimiento temporal de las relaciones con los países hermanos de Venezuela y Ecuador entre otras.

 A esto “George W. Bush, concedió la Medalla Presidencial de la Libertad a su colega colombiano, Álvaro Uribe…”[3] que “…es una condecoración otorgada por el Presidente de los Estados Unidos (…) diseñado para reconocer las personas que han hecho una contribución especialmente meritoria a la seguridad o los intereses nacionales de los Estados Unidos…”[4]

 Ahora en las actuales contiendas del show electoral, tenemos al ex-ministro de hacienda y al ex-ministro de defensa del doctor Uribe, pugnando por la mayor cartera del Estado. Tras un desmedido gasto en la guerra se ha dado una tensa calma y tras haberse dado de baja algunos “peces gordos”, las organizaciones sociales reclaman víctimas, demuestran procesos, convocan a movilizaciones, se retoman vías de hecho y mientras, hay quienes observan, definen lugares de habitación, escuchan conversaciones, intervienen plataformas de comunicación, identifican liderazgos, grupos y comunidades, el río esta revuelto.

La esperanza

Durante estas décadas, a la par con el sistemático accionar criminal negado por el Estado, cometido por las fuerzas represoras del Estado o auspiciado por personas que giran en torno al Estado, se han consolidado procesos de organizaciones campesinas e indígenas, hay liderazgos desde las bases y se ha mantenido una constancia en los procesos formativos de las mismas. Existen propuestas soportadas con proyectos tangibles en múltiples territorios a lo largo y ancho del país.

En lo urbano se han conformado y fortalecido procesos expresados en colectivos culturales, políticos, ecologistas, periodísticos y audiovisuales que han estado visibilizando de múltiples maneras las históricas luchas y propuestas sociales, sin obviar las permanentes violaciones a los derechos humanos.

 Las comunicaciones en todas sus presentaciones, internet, telefonía móvil, radio y televisión, si mal han incidido en la mala educación de la población, vienen jugando un papel fundamental como herramientas que bien pueden contribuir al propósito transformador de  las comunidades que reconociendo su poder en el contexto las han estado asumiendo.

 En el país se ha generalizado la incredulidad para con las figuras representativas de los partidos tradicionales y el abstencionismo se muestra como inconformidad con el corrompido sistema electoral.

 Los acontecimientos colombianos se encuentran en el panorama de la comunidad internacional. Condición que no estaba plenamente dada mientras la compañía estadounidense Banana Fruit Company o Chiquita Brands, presuntamente pagaba al Ejército Nacional por la masacre perpetuada contra los sindicalistas de las bananeras.

En la región se han posesionado una serie de gobiernos socialistas y progresistas que amplían el espectro político en medio de las políticas neoliberales…

La historia, los errores cometidos, las imprudencias, la ambiciosa amplitud, la ingenua confianza, tendrán que estar forjando en las dinámicas de las nuevas generaciones prácticas que conlleven a no repetir los acontecimientos o de lo contrario, cuando menos a continuar en el roll de no hacérselo tan fácil a quienes pretenden continuar deslegitimando y criminalizando las históricas luchas y propuestas del pueblo organizado.

Comunidades en todo el país se han estado manifestado dando consistencia a una frase que desde el Paro Agro-minero nacional del año pasado a recorrido el territorio, “Nos quitaron tanto, tanto, que terminaron por quitarnos también el miedo”, teniendo por legítimo la defensa de sus territorios a fin de permanecer en ellos, pugnándolo legalmente y constituyéndolo desde la práctica. Generaciones en todas lenguas, en todo el continente, continúan promulgando el mensaje viviente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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