En sus manos la luz de la esperanza
Comité femenino del Nordeste Antioqueño
conmemora día de las madres en la vereda Plaza Nueva.
El
fortalecimiento de los comités femeninos en las veredas de los municipios del
Nordeste Antioqueño continúa siendo una prioridad en el proceso de
acompañamiento que como CAHUCOPANA venimos
adelantando con las comunidades campesinas de la región.
En esta
ocasión el Comité de mujeres de la vereda Plaza Nueva extendió la invitación a
las compañeras en la región para que compartiéramos en familia, el pasado
sábado 17 de mayo con el fin de conmemorar el no único pero si establecido
culturalmente como Día de las Madres. Ellas se encargaron de conformar comisiones
para la preparación de alimentos, la organización de espacios, la atención de
ventas y la coordinación de actividades en general.
Empezando el
día, como espacio de integración, se programaron encuentros de fútbol femenino
y masculino, de adultos, niños y niñas que se desarrollaron en horas de la
mañana y de la tarde. Allí participaron delegados y delegadas de las veredas
Camelias, Gorgona, Paso de la Mula y de la anfitriona Plaza Nueva. El terreno
adyacente a la escuela de la vereda terminó de ser “nivelado” por una retro para que los partidos se dieran,
cada arquería se estructuró con tres palos halados por una gruesa cabuya. El
almuerzo corrió por cuenta de la organización. En masculino los compañeros de
la Gorgona salieron victoriosos al derrotar en la final al local. En femenino
fue Paso de la Mula quien ocupó el primer lugar, y en el partido mixto de los
menores, la Plaza obtuvo el triunfo.
A la par con
los encuentros deportivos se dio inicio al bazar con que el comité de mujeres
planeó robustecer su fondo común, fondo que han utilizado para la compra de
medicamentos y solventar emergencias como la que les fue necesaria atender hace
unos días cuando un niño fue atacado por un perro que le marcará el rostro o
como en la noche anterior al evento, cuando un compañero arriero sufrió un
accidente que le dejara abierta la parte superior del parpado izquierdo y ante
la falta de centros de salud, son las mismas compañeras quienes haciendo uso de
los conocimientos adquiridos en los talleres de los que han participado, atienden
a los enfermos en la vereda, en esta ocasión, aplicando anestesia , afeitando
la ceja, limpiando la herida, y suturándola con toda la calma y experiencia que
las necesidades mismas les ha exigido.
A la vereda
ha llegado el fluido eléctrico instalado por las Empresas Públicas de Medellín,
ahora como en la ciudad, en los postes se observan los medidores de energía, el
Estado o mejor dicho la empresa privada a iniciado este año su incursión en la
región con energía intermitente, porque se va casi todas las noches a ratos y sin
que ello obstruya la llegada de la muy puntual vacuna, la factura de cobró del
servicio.
Llegada la
tarde noche, niños, niñas y mujeres adultas, se dispusieron a compartir con los
y las asistentes la puesta en escena que durante poco más de una semana
estuvieron practicando. El escenario,
una de las cantinas que administran dos de las mujeres pertenecientes al comité.
Desde tempranas horas, varias de ellas, recolectaron algunas palmas y flores
silvestres para caracterizar el espacio, adicionaron adornos con globos, cintas
y telas.
Cuando los encuentros
terminaron ya en la cantina había personas departiendo y compartiendo bebidas.
La danza preparada por la niñez fue la apertura de los actos culturales, la noche
embargaba la vereda y su alegría ilumino el espacio. La incertidumbre quedó
cuando estos terminaron y muchos se quedaron como si lo que hubieran visto
sucediera todos los días, se hizo el desconcierto.
Entonces las
mujeres, a viva voz se vieron en la necesidad de solicitar se abriera un
espacio, se recordará que el evento estaba pensado para conmemorar a la madre,
a la única, a esa que aunque ausente siempre estará presente, a la que les
parió. Algunos vejámenes de obsoleto machismo en personajes ajenos a quienes
desde temprano compartíamos, osaron plantear el gasto económico que realizaban,
por encima del respeto y la solidaridad. Sin embargo las voces se levantaron de
nuevo, con amplificación y mesa a mesa, se solicitaba a los muy hombres, que por
favor permitieran a las compañeras compartir la muestra de folcklore que para
ellas y nosotros habían trabajado. Hubo quienes de muy buena gana facilitaron
los 7 minutos al entender que no perderían el espacio en la cantina, que solo
sería mientras el evento cultural terminaba, hubo otros a quienes aparentemente
la bebida les ha reemplazado hasta el recuerdo de la madre.
Una bella
muestra de nuestra tradición colombiana se expreso en los sonidos y vestidos,
cuerpos y rostros de las compañeras del comité femenino, en sus manos la luz de
la esperanza se avivó al paso del tambó, los aplausos, aunque fuera necesario
pedirlos nuevamente, agradecieron el esfuerzo reconociendo el merito.
Ya entrada
la noche, el centro del lugar se dispuso para que las madres y mujeres
asistentes tomarán el lugar que les correspondía en el evento, la música menguo
y con ellas se compartió un humilde presente, el ponqué y la cena, después de
esto, el lugar retornó a su dinámica con otro recuerdo, las voces se hicieron
estridentes, la música fue aliento de la fiesta y las copas fueron y vinieron
sin que se obviara el brindis por ellas, larga vida a las mariposas.
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