Entrada de
la Unidad Especial para el desmonte del paramilitarismo: hecho histórico que
alimenta esperanzas
Vereda Cañaveral. Foto: Cahucopana
El pasado 14 de junio, funcionarios de la recién creada Unidad
Especial de investigación para el desmantelamiento de los grupos paramilitares,
creada por el Decreto 898 emitido el 29 de mayo de 2017, llegó por primera vez
a la zona rural de Remedios (Antioquia), territorio que en muchas ocasiones ha
sido reconocido por el frecuente accionar del paramilitarismo. El objetivo de
esta visita fue recolectar las denuncias de los delegados de las Juntas de
Acción Comunal y víctimas de hechos recientes, que han evidenciado el
fortalecimiento de estas estructuras en la región. Las comunidades del Nordeste
Antioqueño están a la expectativa de los alcances que tenga esta Unidad.
Recordamos que, según el acuerdo, el mandato de esta Unidad “(…)
será la investigación, persecución y acusación de las organizaciones y
conductas criminales responsables de homicidios, masacres, violencia
sistemática en particular contra las mujeres, o que amenacen o atenten contra
las personas que participen en la implementación de los acuerdos y la
construcción de la paz, incluyendo las organizaciones criminales que hayan sido
denominadas como sucesoras del paramilitarismo y sus redes de apoyo”.
Dichas conductas no pueden ser analizadas abstraídas de las
realidades e intereses sobre los territorios. Entonces se hace necesario
observar a los actores que aquí históricamente se han encontrado. Por un lado,
las empresas legalmente constituidas que tienen el monopolio legal de la
explotación aurífera, a pesar de las inconsistencias en seguridad, protección
ambiental, y vulneración de los derechos de los trabajadores, entre otros; y
las comunidades que, a pesar de los intentos de desplazamiento y despojo, han resistido
y son defensores de la permanencia en el territorio el cual llevan colonizando
desde hace más de medio siglo.
Nos hubiera gustado difundir y socializar más ampliamente esta
visita por la connotación en términos del avance en los territorios de la
implementación de los acuerdos, pero tememos por las represalias contra
nuestras comunidades, así como las que se puedan dar contra los mismos
funcionarios de la Unidad. Aun así las comunidades y Cahucopana ven esta
entrada, la primera, como un hecho histórico que alimenta las esperanza.
Saludamos los esfuerzos institucionales y el apoyo internacional a
esta Unidad, esperamos el fortalecimiento de la misma en función de la
investigación, esclarecimiento y sanción, especialmente a quienes promueven y
financian dichas estructuras, en función de los intereses económicos
particulares que hay sobre las riquezas que aquí se hallan y para la protección
de quienes históricamente han defendido el territorio. Identificar esto hace
parte de las garantías de no repetición y de la construcción de la paz
territorial.
Entrada de
la Unidad Especial para el desmonte del paramilitarismo: hecho histórico que
alimenta esperanzas
Vereda Cañaveral. Foto: Cahucopana
El pasado 14 de junio, funcionarios de la recién creada Unidad
Especial de investigación para el desmantelamiento de los grupos paramilitares,
creada por el Decreto 898 emitido el 29 de mayo de 2017, llegó por primera vez
a la zona rural de Remedios (Antioquia), territorio que en muchas ocasiones ha
sido reconocido por el frecuente accionar del paramilitarismo. El objetivo de
esta visita fue recolectar las denuncias de los delegados de las Juntas de
Acción Comunal y víctimas de hechos recientes, que han evidenciado el
fortalecimiento de estas estructuras en la región. Las comunidades del Nordeste
Antioqueño están a la expectativa de los alcances que tenga esta Unidad.
Recordamos que, según el acuerdo, el mandato de esta Unidad “(…)
será la investigación, persecución y acusación de las organizaciones y
conductas criminales responsables de homicidios, masacres, violencia
sistemática en particular contra las mujeres, o que amenacen o atenten contra
las personas que participen en la implementación de los acuerdos y la
construcción de la paz, incluyendo las organizaciones criminales que hayan sido
denominadas como sucesoras del paramilitarismo y sus redes de apoyo”.
Dichas conductas no pueden ser analizadas abstraídas de las
realidades e intereses sobre los territorios. Entonces se hace necesario
observar a los actores que aquí históricamente se han encontrado. Por un lado,
las empresas legalmente constituidas que tienen el monopolio legal de la
explotación aurífera, a pesar de las inconsistencias en seguridad, protección
ambiental, y vulneración de los derechos de los trabajadores, entre otros; y
las comunidades que, a pesar de los intentos de desplazamiento y despojo, han resistido
y son defensores de la permanencia en el territorio el cual llevan colonizando
desde hace más de medio siglo.
Nos hubiera gustado difundir y socializar más ampliamente esta
visita por la connotación en términos del avance en los territorios de la
implementación de los acuerdos, pero tememos por las represalias contra
nuestras comunidades, así como las que se puedan dar contra los mismos
funcionarios de la Unidad. Aun así las comunidades y Cahucopana ven esta
entrada, la primera, como un hecho histórico que alimenta las esperanza.
Saludamos los esfuerzos institucionales y el apoyo internacional a
esta Unidad, esperamos el fortalecimiento de la misma en función de la
investigación, esclarecimiento y sanción, especialmente a quienes promueven y
financian dichas estructuras, en función de los intereses económicos
particulares que hay sobre las riquezas que aquí se hallan y para la protección
de quienes históricamente han defendido el territorio. Identificar esto hace
parte de las garantías de no repetición y de la construcción de la paz
territorial.