sábado, 7 de marzo de 2015

Somos vida, amor y lucha





Somos vida,  amor y  lucha

Las mujeres campesinas y mineras del Nordeste Antioqueño hemos sido participes y gestoras  de históricas  luchas por la defensa y el reconocimiento de nuestros derechos. Hemos vivido bajo la agudización del conflicto social y armado, que ha dejado la huella de  la feroz arremetida que se ha ensañado contra nosotras y nuestras comunidades.

Hemos tenido que huir de nuestras tierras, sentir temor por nuestra vida y la de nuestros hijos, recoger los cuerpos de nuestros hombres, hijos, hermanos, esposos, caídos en medio de esta guerra, pero también hemos dado vida y esperanza enfrentando el panorama de miedo y muerte que históricamente ha intentado instaurar en nuestro territorio para desplazarnos totalmente de él.

Pero también somos lideresas, continuamos en pie de lucha, hombro a hombro, rescatando de nuestra indignación y dolor, la rebeldía  y la convicción en la construcción de una sociedad diferente, como mujeres forjadoras de paz y constructoras de un país con igualdad de derechos, donde prevalezca la justicia social. 

Recorrimos un largo camino, por lugares intransitables  para encontrarnos y  dar paso a un momento más en nuestras vidas, los diálogos de paz que se realizan con las Insurgencias, al que estamos llamadas a abrazar con esperanza y aportar desde  nuestra experiencia en la construcción por la paz. Con nuestras manos marcadas de labrar la tierra, y con las que trabajamos la minería construimos  desde nuestros territorios el sueño  que también tuvo  Policarpa Salavarrieta de una patria libre y soberana  para las mujeres, para hombres, para todos.

Saludamos la gran movilización del 8 de marzo,  y las jornadas  que se están desarrollando en las diferentes ciudades, todas con un mismo  objetivo  avanzar en la apuesta de un país en paz,  y la defensa de la vida digna como derecho fundamental. Rechazamos todo acto violento en contra de la mujer, y exaltamos la necesidad urgente de que seamos incluidas  y se garantice nuestra participación en cada uno de los escenarios de decisión, pues nos hemos ganado por nuestros propios méritos el estar allí. 

Respaldamos las justas luchas de las mujeres afrodescendientes, las indígenas, palanqueras, raizales, y en general  todas aquellas  mujeres valientes, capaces de defender la prevalencia de su cultura y sus derechos.

Defendemos con alegría la cultura campesina y la tradición minera como labores fundamentales  para la permanencia en nuestros territorios.

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