Con
anhelos de paz conmemoramos 28 años de ocurrida la Masacre de Segovia
Segovia,
10 de noviembre de 2016. Segovia,
un municipio emprendedor y de habitantes trabajadores, alegres y solidarios, ha
vivido en carne propia el flagelo de la guerra; han sido muchas las víctimas
que han quedado en medio del conflicto social y armado; por eso, ha llegado el
momento de abrirle el camino a la paz y a la reconciliación.
Mañana se conmemoran 28 años de ocurrida la
Masacre de Segovia, uno de los sucesos más trágicos que enlutó al municipio.
Por esto y ante la expectativa que genera el posible fin del conflicto armado
entre el Gobierno y las FARC-EP, evocamos y reivindicamos la memoria y el
legado de las víctimas para que hechos como este nunca más ocurran en Colombia.
En el parque principal del municipio se
realizará un homenaje simbólico en el parque principal del municipio desde las
12:00 del mediodía, con el que se recordará a las víctimas, y a las 6:00 p.m.
se hará una vigilia para encender la luz de la vida, la esperanza y la
paz.
Recordamos
para que no se repita
El
11 de noviembre de 1988 el nordeste antioqueño se convirtió en un lugar
emblemático de dolor cuando un grupo paramilitar incursionó en la zona y
asesinó a 43 personas e hirió a un centenar.
Cuando
faltaban 20 minutos para las 7:00 de la noche un grupo paramilitar, que se
autodenominó días antes como “Muerte a Revolucionarios del Nordeste Antioqueño”
al mando de los paramilitares Castaño Gil, entraron a la región, sin encontrar
impedimento por parte del Ejército Nacional, que se acantonó en la base del
Batallón Bombona, ni de la policía, que se quedó guardada en el comando ubicado
en la plazoleta central del municipio de Segovia.
Por
estos hechos, el excongresista liberal Cesar Pérez fue condenado a 30 años de
prisión por los delitos de homicidio agravado, lesiones personales agravadas y
concierto para delinquir. Sin embargo, es importante no olvidar la
responsabilidad del Estado, ya que se ha comprobado judicialmente la
responsabilidad del paramilitarismo en complicidad y consentimiento de la
Policía y el Ejército Nacional.
Los
recordaremos hoy y siempre. La llama de la esperanza augura nuevos amaneceres
llenos de paz y fraternidad.
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