martes, 10 de junio de 2014

Conmemoración día de las madres vereda Plaza Nueva


En sus manos la luz de la esperanza



Comité femenino del Nordeste Antioqueño conmemora día de las madres en la vereda Plaza Nueva.

El fortalecimiento de los comités femeninos en las veredas de los municipios del Nordeste Antioqueño continúa siendo una prioridad en el proceso de acompañamiento que como CAHUCOPANA venimos  adelantando con las comunidades campesinas de la región.

En esta ocasión el Comité de mujeres de la vereda Plaza Nueva extendió la invitación a las compañeras en la región para que compartiéramos en familia, el pasado sábado 17 de mayo con el fin de conmemorar el no único pero si establecido culturalmente como Día de las Madres.  Ellas se encargaron de conformar comisiones para la preparación de alimentos, la organización de espacios, la atención de ventas y la coordinación de actividades en general.

Empezando el día, como espacio de integración, se programaron encuentros de fútbol femenino y masculino, de adultos, niños y niñas que se desarrollaron en horas de la mañana y de la tarde. Allí participaron delegados y delegadas de las veredas Camelias, Gorgona, Paso de la Mula y de la anfitriona Plaza Nueva. El terreno adyacente a la escuela de la vereda terminó de ser “nivelado”  por una retro para que los partidos se dieran, cada arquería se estructuró con tres palos halados por una gruesa cabuya. El almuerzo corrió por cuenta de la organización. En masculino los compañeros de la Gorgona salieron victoriosos al derrotar en la final al local. En femenino fue Paso de la Mula quien ocupó el primer lugar, y en el partido mixto de los menores, la Plaza obtuvo el triunfo.



A la par con los encuentros deportivos se dio inicio al bazar con que el comité de mujeres planeó robustecer su fondo común, fondo que han utilizado para la compra de medicamentos y solventar emergencias como la que les fue necesaria atender hace unos días cuando un niño fue atacado por un perro que le marcará el rostro o como en la noche anterior al evento, cuando un compañero arriero sufrió un accidente que le dejara abierta la parte superior del parpado izquierdo y ante la falta de centros de salud, son las mismas compañeras quienes haciendo uso de los conocimientos adquiridos en los talleres de los que han participado, atienden a los enfermos en la vereda, en esta ocasión, aplicando anestesia , afeitando la ceja, limpiando la herida, y suturándola con toda la calma y experiencia que las necesidades mismas les ha exigido.

A la vereda ha llegado el fluido eléctrico instalado por las Empresas Públicas de Medellín, ahora como en la ciudad, en los postes se observan los medidores de energía, el Estado o mejor dicho la empresa privada a iniciado este año su incursión en la región con energía intermitente, porque se va casi todas las noches a ratos y sin que ello obstruya la llegada de la muy puntual vacuna, la factura de cobró del servicio.

Llegada la tarde noche, niños, niñas y mujeres adultas, se dispusieron a compartir con los y las asistentes la puesta en escena que durante poco más de una semana estuvieron practicando.  El escenario, una de las cantinas que administran dos de las mujeres pertenecientes al comité. Desde tempranas horas, varias de ellas, recolectaron algunas palmas y flores silvestres para caracterizar el espacio, adicionaron adornos con globos, cintas y telas.

Cuando los encuentros terminaron ya en la cantina había personas departiendo y compartiendo bebidas. La danza preparada por la niñez fue la apertura de los actos culturales, la noche embargaba la vereda y su alegría ilumino el espacio. La incertidumbre quedó cuando estos terminaron y muchos se quedaron como si lo que hubieran visto sucediera todos los días, se hizo el desconcierto.


Entonces las mujeres, a viva voz se vieron en la necesidad de solicitar se abriera un espacio, se recordará que el evento estaba pensado para conmemorar a la madre, a la única, a esa que aunque ausente siempre estará presente, a la que les parió. Algunos vejámenes de obsoleto machismo en personajes ajenos a quienes desde temprano compartíamos, osaron plantear el gasto económico que realizaban, por encima del respeto y la solidaridad. Sin embargo las voces se levantaron de nuevo, con amplificación y mesa a mesa, se solicitaba a los muy hombres, que por favor permitieran a las compañeras compartir la muestra de folcklore que para ellas y nosotros habían trabajado. Hubo quienes de muy buena gana facilitaron los 7 minutos al entender que no perderían el espacio en la cantina, que solo sería mientras el evento cultural terminaba, hubo otros a quienes aparentemente la bebida les ha reemplazado hasta el recuerdo de la madre.

Una bella muestra de nuestra tradición colombiana se expreso en los sonidos y vestidos, cuerpos y rostros de las compañeras del comité femenino, en sus manos la luz de la esperanza se avivó al paso del tambó, los aplausos, aunque fuera necesario pedirlos nuevamente, agradecieron el esfuerzo reconociendo el merito.
Ya entrada la noche, el centro del lugar se dispuso para que las madres y mujeres asistentes tomarán el lugar que les correspondía en el evento, la música menguo y con ellas se compartió un humilde presente, el ponqué y la cena, después de esto, el lugar retornó a su dinámica con otro recuerdo, las voces se hicieron estridentes, la música fue aliento de la fiesta y las copas fueron y vinieron sin que se obviara el brindis por ellas, larga vida a las mariposas.


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